El mes pasado mis vacaciones me llevaron a visitar de nuevo la ciudad de Venecia.
Anteriormente había llegado hasta aquí en coche, pero esta vez fué a bordo de un crucero. El caso es que como era la festividad del Redentor y los servicios marítimos estaban de fiesta, el barco atracó en un lugar no habitual, siendo esta la primera y sorprendente vista que tenía de la ciudad.

Ya inmerso en sus canales y atravesando el clásico puente Rialto con su trasiego de góndolas, taxis acuáticos y demás embarcaciones, pude recoger una imagen mucho más cercana a lo que estamos acostumbrados a ver de Venecia.

Pero cuando el barco se alejaba por la laguna de Venecia camino de altamar para proseguir viaje, de nuevo una sorprendente vista, el conjunto de las instalaciones portuarias se mostraba así de misterioso.

En definitiva, que una cuidad siempre tiene mucho más que mostrarnos que lo que estamos acostumbrados a ver de ella, solo hay que mirar un poco más allá.
Como ves ya he accedido de nuevo a tu blog. Lo de la invitación funciona..........
ResponderEliminarTotalmente cierto lo de las distintas visiones de un mismo lugar. Y cada uno se fija en cosas distintas, cosas que las fotografías que hemos hecho allí nos vuelven a recordar.
¡Qué corta se me hizo la visita a Venecia!
Besos,
Celia.