Cierro los ojos, todo me da vueltas. He huido al escondite
donde nos besamos el año pasado. El corazón galopa en mi pecho. Pensé que iba a
sentir paz pero estoy nerviosa. Él no me miraba, ni se fijaba en mí. Basta de
humillaciones. Me harto a llamar a su puerta para ir a tomarnos un helado, o
jugar a algo, como cuando éramos más niños, pero este verano ya no quiere. Su
madre ahora me mira como si no fuera lo bastante guapa o buena para su hijo. La
odio. Desde que he crecido ya no me considera. Me sonríe de forma falsa. Se ha acabado pero todavía la veo ahí,
muerta. Abro los ojos. Me marean las estrellas.Relato de Beatriz Acinas
No hay comentarios:
Publicar un comentario